jueves, 26 de enero de 2012

Santiago Quelal Pasquel: VIAJE HACIA EL FINAL (HISTORIAS DE RECICLAJE) SANTIAGO QUELAL PASQUEL

                             Viaje hacia el final     ioriposeido. S. Q. P
Un rugido incesante se proliferó en su corazón, sabía que tarde o temprano arrojaría su sangre al horizonte y comenzaría su viaje. En su mente bailaba una frase que recogió de un payasito que se cruzó en la calle antes de coger el bus: RETUERCE LA CARA DE LA VIDA. Sentada en el último asiento creía que la frase aludía a patearle la cara al conductor del bus o masturbarse viendo a la billetera de los banqueros; de todos modos ella ya sabía su destino. Se sentó al costado de un niño de primaria que le habló de un alacrán que recogió para su herbario pero lo mató su mayonesa con caca de perro, ella le aconsejó verter todas esas porquerías en una espuma flex y estudiar. Gracias, mañana veré lo que pasa. Se bajó del bus y emprendió el camino en medio de una planicie de arena que le hacía llorar. SILENCIO era lo que percibía, y se sentó en una gran piedra a esperar el próximo bus. Al subirse al bus visualizó cada cara llena de vacio rutinario, nadie hablaba nadie era “conocido sin conocer” se sentó al lado de un chico que vestía de blanco y encadenaba una furia alegre en su rostro. Él le contó que había encontrado a una mujer que parecía un ángel y que pronto hablaría con su perro de la alegría. Escupe esa alegría, ella te va a matar le dijo. Él no escucho y siguió absorto en una novela. Dijo que quería ser escritor. Le dio el número de su celular.  Se sentía inerme a las inmundicias que veía y caminaba hacia el siguiente bus hasta que se le acabó el dinero. En cada estación de bus pedía dinero para el pasaje y por su carita inocente no tenía problemas. Sería una buena historia—pensó— mientras hablaba con un anciano jubilado de la guerra del Cenepa que le gustaba la leche con ajo y sufría de osteoporosis. Entonces el chico que quería ser escritor la llamó y le dijo ME GUSTAS y que la iba a acompañar. Ella R    IÓ. Cada día del mes ellos esperaban en la parada de buses con una espuma flex y una jubilación mensual listos para viajar en el bus y ver de cerca a sus conocidos en medio de un rio de alacranes.
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