Mis ladrones santificados
Estira tu piel de gallina, engrasa tus piernas robóticas, Estira tu antebrazo 45 grados a la rosa de los vientos y obtendrás un pedazo de esperanza lleno de estrellas bancarias. La buena verdad del billete es que no existe sino en un árbol lleno de lagartos. Hecha a colores para escalar hacia un monte lleno de risas orfebres. No lo fumes o te fumaran como chilca. Corre sin llorar, ni asustarte por los vestidos de caqui, ellos tienen la ley de las ovejas bravas de apretar el gatillo. No tienen el gatillo en su corazón como tú. Llega al templo, besa los pies de tus valores, haz puja y obtendrás una sustancia incolora, inodora e insípida bendita por los sacrosantos. Cólate por el santuario sin que las miradas interiores obturen una hecatombe que destruiría tu santidad. Saca pecho y marcha hacia la guerra cósmica, estira el brazo 35 grados sur y enfréntate con la serpiente de mil cabezas. Besa la ostia y guárdala en el confín del merkaba. Ahora eres la manzana de la discordia, nadie te ha probado, así que puedes pasar de largo y traer el botín.
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