jueves, 26 de enero de 2012

CHICA PEQUENA DE CABELLO HASTA LA CINTURA (HISTORIAS DE RECICLAJE) SANTIAGO QUELAL PASQUEL

CHICA PEQUEÑA DE CABELLO HASTA LA CINTURA.
Le dije que me decían iori mis panas los Upugam, que medía 177 cm, que me gusta el encebollado con cerveza y las pequeñas con aroma a capulí y fresa. No me quiso creer,  pero se notaba que estaba emocionada por conocerme. Cuando me contó que el Collahuazo era su hermano, me quedé esupefacto y le dije: Que pequeño es el mundo. No importa, nunca me llevé porque el se sentaba al principio en segundo curso y yo naahh que ver.
¿Oye en ese colegio hay un montón de rockeros y raros no? No, muchos, nena yo me creía rockero antes de conocerle al hermano del Cater, que me dijo: Puta madre, de una vez dime que te crees rockero? Porque el rockero hace algo por el metal, y vos vete… escuchando Angelitos del Infierno. Era verdad, yo no hacía nada por el rock, y ni siquiera tenía amigos que les guste el metal. Es verdad chiquita, ya no soy rockero, así que invitarás al perreo.
En serio? Se notaba emocionada en el perfil de ella estaba un tipo que no era yo: ALTO, ROMÀNTICO, GUAPO,  normalito.
La siguiente semana nos citamos a ciegas en el Parque Italia. Era una niña de senos 32, con el cabello hasta la cadera, llevaba siempre pantalón de mezclilla y un lunar sobre los labios. No estaba mal, me dije. Nos sentamos en la cancha de básquet del parque, mientras fumamos 3 cigarrillos Lark y conversamos de agüitas amarillas, situación geográfica, sueños húmedos y gustos musicales, lo otro era puro convencionalismo. Al final del día se me ocurrió una idea cuando escuché el sonido de un grillo. ¡Vámonos al Karaoke! En el karaoke se sentó en mis piernas y cantamos a Dúo Laura Pausini, en media canción la besé. Nos besamos 3 veces y me dijo: Mi papi me espera en mi casa. ¿Enamorados o no? Le dije. No lo sé. Déjame pensarlo.
Las 4 semanas siguientes seguimos besándonos en el parque Italia hasta que su cabello sea como un trapeador de la cancha de básquet y yo le exploraba su culo. Un día la estaba esperando en el pasillo que da al parque y me quedé dormido. Al despertar vi a mi pana mulato Lucky diciéndome—Te vi, dormir en la calle. No importa, acolita al cumple del Lagrimitas. Se rió y compró 3 botellas de Switch, de las que dejaban ciego. Le tengo que ver a  una man. – le dije.
La esperé en el semáforo del Seminario Mayor y nos largamos al Parque Italia. Cuando llegamos estaba la Cris, el Guacha, el Dibu y otros panas jugando Verdad o Desafío. La cogí de los pelos y nos arrimamos a un columpio. A los 10 minutos la botella de Switch rodó hacia la entrepierna de mi novia.
    El Guacha dijo: Le quieres al Iori.
    Un poquito, dijo y me pellizcó para irse del grupo.
Nos quedamos acostados viendo un árbol, mientras me montaba encima y le metía la lengua. Ese día me aburrió tanto que no le hablé hasta la noche.
Un mes después estábamos besándonos en el semáforo del Parque Italia, y escuchamos el detonar de una bomba lacrimógena. A lo lejos vimos el Tru-cu-tru que se acercaba a la Universidad Central. ¡Mierda, vino la diversión! ¡Tengo que estrenar mis brazos! Vamos a  robar unas Sprits, o a fumar mientras yo te protejo.
No. Mi papá es bravo. Me dijo.  Le di un beso en la frente. Y toqué su mano, parecía un árbol de capulí a media noche. No le dije nada y me fui corriendo. Nunca volví a verla.

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