CORAJE DE ALMA
Sabes, iori, desde que te conozco no he conocido otro hombre más raro que tú, de verdad al principio me gustaste físicamente pero cuando te conocí junto al Cheers con tu amigo el Dibu y el Guacha, noté que eras un subnormal y que serías algo excéntrico, para bien o para mal. Tú me miraste y no apartaste los ojos de mí. Yo solamente me reía. Sabías que me gustaba el Dibu, por eso tú estabas celoso. Mientras ellos compraban el vino, tú seguías en trance. ¿Qué te pasa amigo? ¿Hay alguien en casa? Cómo te llamas me preguntaste luego de que ya había dicho mi nombre unas 20 veces. Sara Julieta.
Sí fue raro, Sara, hay muchas conexiones que no logré comprender ese momento, pero ahora que te conozco desde hace años entiendo la manera de comportarme frente a ti. Sudaba, temblaba, y me reía solito, de pura alegría. No lo entendía. No crees que es raro que tu primo fuera mi compañero en la Escuela, que tu tío sea el subdirector de mi Escuela y el inspector en nuestro colegio… y… que onda… no entiendo hay tantas conexiones que nos unirán…
¡Qué onda!... me dan ganas de suspirar por aquellos días, de todos modos yo necesitaba un hombre normal. Sabes que me gustaba tu interior y me sigues gustando aún después de diez años de habernos conocido. ¡Qué cague de risa! El iori embobado por mí, y yo con mis zapatitos de borceguí, mis cadenitas de ópalo y tú escribiendo lo que pasaría con nosotros. ¿Qué pasó con la novela? La última vez que te vi, estabas en sexto curso y le diste la última parte de la novela a la Cecilia, después de dedicarme la canción de Guns Roses: November Rain, frente a todo el colegio.
Sí, yo era el radiodifusor: Interpretando al Rock, con JuanFer y Santiago, fue en la época que me cambié de nombre a Santiago, y me comenzó a gustar las pendejadas de la radio. Pero, en la dedicación se me salieron las lágrimas. No quiero hablar de la novela, pero eso sí, algún rato la tendrás completita en tus manos.
¿La Cecilia está estudiando Comunicación Social? ¿No es cierto?
No sé la vida de esa puta, que se cambiaba de calzonarios todos los días, porque se la tiraban en el estadio fumando éxtasis.
Yo también estaba estudiando Comunicación Social pero me salí, no sé porqué, simplemente no soportaba a mis compañeros. Le dije.
¿Adivina donde estoy viviendo?
No sé… quizás me estés llamando de Santa Marta, o quien sabe de la 24 de mayo, jajaja o quien sabe te me quedaste atrapada en California, en el pueblo de mi novela… En serio, no sé Sara, donde te metiste, qué te pasó?
Estoy con el Morejón… ¡Estoy viviendo con Tú Morejón en Carapungo!
¡Otra vez! Heee…. No te lo puedo creer. Volviste después de diez años a la casa de nuestro Inspector de Vida.
Quién será ese Morejón, he… no es un extraterrestre que nos persigue… le dije.
Discúlpame pero tengo que colgar, porque el man ya llega, ahí nos vemos….. Recuerda que nos tenemos que ver algún día para viajar a ya sabes donde… pi… pi..
Esa noche dormí junto al lavabo de mi dormitorio, con una sonrisa implacable, escuchando Tiziano Ferro, la canción: Quien No Tiene Talento Enseña, como veinte veces, hasta que me quedé dormido como un perro vagabundo y cursi enamorado, esa noche soñé con el viaje y se me salió el alma hasta el techo, ella sonreía en la ventana: Gracias, nena… le dije…
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