jueves, 26 de enero de 2012

Santiago Quelal Pasquel: VACACIONES DENTRO DE UN CIELO MOJADO (HISTORIAS DE RECICLAJE) SANTIAGO QUELAL PASQUEL






Escrito en febrero, 2008
VACACIONES DENTRO DE UN CIELO MOJADO          ioriposeido
 Cuando las orugas desfloraron llegué al terreno de las tormentas supersónicas, justo en el centro estaba esa sensación: MOJADO, para ello me fui de viaje a cazar un lagarto de frambuesa en busca de un sueño SEDIENTO DE SILBAR EN UNA OCARINA    , mis manos no pudieron alcanzar su figura, ni su armonía. Sé que está escrito tras un ventanal trisado, tras ese bosque--- Caminé por un gran bosque adimensional manoteando a ciegas, buscando la crisálida a los ventarrones, fumé todo tipo de hierbas para entretener a las hormigas en sus cuevitas. Hice una fogata en la noche mientras me masturbaba viendo la desocupación de una vaca. Cuando amaneció había grillos coloridos que salían de mi boca como una catarata de bebetinas… Llovía y hacía sol… me rasqué  y me puse el sombrero. Al cruzar por un valle vi el rotulo: VALLE HERMOSO, enciendo un fosforo con mi bragueta y saco un cigarrillo, apoyo mis botas en una piedra musgosa, aspiro una bocanada y veo a dos amigos corriendo desnudos por el valle. La señora, dueña de las vacas se escandaliza y les persigue con un balde de orines. Me deslizo por un tronco lleno de babosas y caigo justo en la cama de los cuyes. Me acerco a mi amigo de pelo largo y lentes de botella y le digo: Sabes jugar triquitraca en medio de los musgos No! ese hijueputa me robó toda la ropa mientras estaba tirando con la Carolina. Ni una muga me dejó. ¿Y para que quieres jugar? no sabes que esa piedra no tiene musgos, es roca sólida. Yo los vi hace un rato, haber préstame tus lentes, yo también soy ciego. Lo cogí de los pelos y lo embarré de mierda de cuy, luego lo tiré al charco de los puercos. Fumé otra bocanada que me llegó hasta la ameba. Me puse los lentes de botella. Luego la señora dueña de las vacas me quedó viendo y comenzó a cantar: En vida… que me quisieras… entré a su casa y viéndola bien no estaba tan mal de formas, pero me DABA asco porque parecía una monja en una cantina… tan mojigata… lo bueno era que vendía puntas de 50 ctvs. Le compré dos botellas y me pegué un octavo de botella de una… Que bonitas vacaciones me dije… y cante una canción: Entre los charcos de la última lluvia, fui a una esquina no muy frecuentada… de una ciudad sucia y olvidada… Cuando estaba entrando en tono y veía piedras calientes y serpientes dentro del cerro… formaban triángulos en mi encía… mi amigo se levanta… y me dice: La Carolina te está esperando, en la piedra. Estaba fumando un pequeño porro…  Vi a mi pequeña duendecilla en la piedra haciendo el 4 y cabeceando con el cielo, unas medias nylon que parecían un pantalón de mezclilla. Igualito. Subimos juntos al cerro y nos estiramos a la bartola en un campo baldío. Fumamos algunas onzas de hierba. Conversamos sobre polillas reumáticas, apodos aritméticos, conjunción de onomatopeyas de animales y seres de barro, lupas que sabían cantar la luz, leonas sagradas que parían tigrillos… en fin… vimos las estrellas en el día. Cuando nos estábamos besando en posición fricativa, sentí un hielo que me subió por la espalda. Al abrir mis ojos vi un sol inmenso. ROJO. Un hombre  se estaba masturbando tras los matorrales. Cuando lo sorprendimos se subió la bragueta y nos dijo: Gracias, espectacular, magnífico, bueno, grande, maravilloso, efervescente, histórico y siguió  largando  la perorata, luego empecé a contar los adjetivos del hombre hipérbole y dar tacones con mi bota: 1-5-15-30… cuando vi a Carolina en el suelo matándose de la risa VOMITANDO HIERBA… yo estaba serio 35-40-50-55… y el hombre se quitó la chaqueta y comenzó a gritar… BIENVENDIDOS… GRACIAS A LA HUMEDAD… TIERRA… AL SEÑOR DE LOS EXCÉNTRICOS… Y ESCUPIÓ AL CIELO  basta de payasadas… esto es histórico, lo sé, los conozco desde hace mucho —tengo un catálogo inmenso sobre ustedes— tras decir esto se puso un guante negro y pulsó con su dedo pulgar y su anular en cada costado de mi cuello…

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