domingo, 26 de octubre de 2014

La danza de la realidad, 2013, Alejandro Jodorowsky



Con el estilo que lo ha llevado a ser una de las figuras más reconocidas del cine fantástico, Alejandro Jodorowsky lleva a la pantalla los recuerdos de su infancia en el pequeño pueblo de Tocopilla (Chile), donde pese a las presiones de su riguroso padre, un comunista recalcitrante, y la abnegación de una madre amorosa pero débil tuvo que abrirse camino en medio de una sociedad que no siempre entendió sus orígenes. A través de este filme, en el que actúan tres de sus hijos, Jodorowsky intenta reconciliarse con su pasado. 

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Alejandro Jodorowsky director de películas inolvidables y de culto como El Topo, Santa Sangre y La Montaña sagrada nos muestra en esta película los recuerdos de su infancia en Chile, al puro estilo mágico, onírico. Apenas comienza la película veremos a Jodorowsky canoso, mientras cae un montón de dinero, acto quizá un acto psicomágico hablando del dinero, que tiene que circular e incluso comparándolo con Cristo y los beneficios de compartirlo. 

No hay diferencia entre la conciencia y el dinero -dice Jodorowsky.

No sé qué tiene que ver esa introducción con la película, pero luego nos traslada hacia su tierra natal Tocopilla, las vivencias junto a su padre, pero eso sí en un ambiente artístico y surrealista, sello de sus películas, apareciendo de vez en vez la consciencia del padre, del mismísimo Jodorowsky hablar tras ese niño tímido, al estilo de la película Spider de David Cronemberg. Además juguetean las operetas de la madre, que es la reencarnación de su padre en el traje del hijo. Chifladeras de Jodorowsky. No faltan los lisiados sin brazos, sin piernas que odian al padre del niño tímido que representa Jodorowsky, lo odian a morir por ser parte del poder establecido del comunista cuadrado. El padre lucha para que su hijo sea un "macho hecho y derecho", pero Jodorowskito se resiste siempre a la autoridad de su padre, quiere que sea un serio, que resista al arte, a la sensibilidad y al placer de vivir, lo quiere volver un soldado de la realidad, pero él quiere danzar, danzar, danzar la realidad.

A danzar mediante la meditación, del conocimiento de su mundo interno, la magia y el sueño, pero su padre le corta el sueño diciendo:

Dios no existe, te mueres y te pudres, después no hay nada.

Jodorowskito tendrá que enfrentar a su padre y nadar a contracorriente, con su política, autoridad y seguir su camino, duro, pero siempre listo para vivir en la ilusión de la vida; para ello tendrá que enfrentarlo desde su perspectiva, que no será nada fácil y será un gran reto para Jodorowskito, lástima que nunca se vea que crezcan los personajes, sino que narran hechos desordenados y demasiado mágicos sin magia. Exacto. Es una película que aparecen demasiados elementos mágicos sin magia, sin esa magia que existe en las otras películas del director, magia inexplicable, pero esta película la carece. No es una gran película como sus antecesoras, incluso me atrevería a decir que es la peor película de Alejandro Jodorowsky, pero cumple con la función de plasmar la psicomagia, los simbolismos que bloquean al ser humano en su camino de evolución. No es una película que se deje ver seriamente, sino con un alto grado terapéutico, porque sus simbolismos son demasiados y cansan el visionado de más de dos horas. Apta para público jodorowskiano.

Película completa:



Se recomienda estar bien descansado para no dormirse.

Se recomienda estar bien despierto en el final, porque es lo mejor y habrá mucho humor y locura.


Santiago Quelal Pasquel, 26 de octubre del 2014.


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