sábado, 25 de diciembre de 2010

EL ÁTOMO VISIONARIO: VAMOS TÚ PUEDES SER DIOS TAMBIÉN... PORQUÉ NO?

EL ÀTOMO VISIONARIO

En ningún sentido hemos nacido; sólo vivimos en una alcantarilla de mierda para nuestra mente. La mente es un complejo sistema de canales energéticos y nerviosos que al presionar un botón: estalla de acuerdo a un programa social determinado. La mente no se la puede tocar, sólo definirla, por lo tanto está en nuestra imaginación; es decir la mente es nuestra imaginación. Si se le pregunta a un psicólogo ¿Qué es la mente? No podrá responder por él mismo, porque está programado para decir lo que memorizó.

La mente es una computadora, y dentro de ella la molécula de moda que nos imponen a diario con el objeto de mantener el status quo y no IMAGINAR mucho, porque nos han educado en cierta religión, en cierta clase de prisión psicológica, en cierta definición de amor, en cierta nacionalidad, en nuestro modo de vestir, de hablar, de movernos, de sentir, de cantar, de bailar y de no hacerlo, de estudiar, DE HACER ARTE.

Defenderemos nuestras creencias que nos han impuesto a sangre y fuego sin ver todavía el universo: Ja, ja, ja, ja, ja, ja, ja. Ni cosquillas.

El visionario son los ojos de una rata en medio de un basural, es una babosa subiendo por la silla del Gobernador, es un poeta incomprendido siendo abucheado por el público, es el que no comprende el amor del mundo, es el cantante que quiere cantar algo diferente pero no aceptado, es un profesor siendo despedido por decir verdades, es el que no tiene patria, bandera, ni identidad nacional, es el fracasado total que se dio cuenta que no existe fracaso, es el paria que vive excluido, es el mendigo que decidió ser mendigo por vocación, es el escritor más desconocido del mundo, es el soñador que despertó para siempre continuando su sueño, es la imaginación flotando en nuestras cabezas sin poderla alcanzarla.

En cada visionario hay una molécula con millones de ideas diferentes, aisladas que en conjunto es una teoría, una nueva doctrina, un átomo gigante, algo diferente y necesario para largarnos con nuestras propias maletas; sin pedir prestado el equipaje a alguna autoridad de moda.

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