En esta historia de repente los habitantes de una ciudad X, afligidos por una peste mortal Y deciden terminar sus vidas, rechazados por sus familiares en un salón de belleza Z.
Algo así es la sinopsis. Interesante. Lo realmente interesante de la historia es que las coordenadas X, Y, Z, nunca se especifican. Los silencios son más importantes de lo que se dice en una historia, recuerdo escuchar o haber leído en alguna parte. No recuerdo la verdad. Mario Bellatín parece que también es desmemoriado, pero a propósito. Él mismo lo ha confesado en sus entrevistas, esa cualidad natural o técnica fingida de ser un desmemoriado. Ser el espejo invertido Funes el memorioso de Jorge Luis Borges. Aquel cuento escrito en 1944, en el libro de cuentos Ficciones de Borges donde relata la historia de un hombre que no puede dormir y lo recuerda todo: pensamientos, objetos, charlas, imágenes, colores.
Dicho esto, el espejo que existe en el salón de belleza de Mario Bellatin, es como una especie de dimensión paralela donde se genera muerte, aislamiento.
El dueño del salón de la belleza ama los espejos para olvidar y morirse.
Pero él no sabe por qué viene cada vez más gente a morirse. No, él sabe de peces de colores y acuarios con los cuales adorna su Moridero. También olvida o quiere olvidar a los médicos, las pastillas, amantes, enfermeras, monjitas, mujeres que quieren ayudar a los moribundos. No. No se permite eso en su Moridero.
Acá sólo se permite gente moribunda. Nada de sanos, ni gente con alguna esperanza de vida.
Acá se viene sólo a Morir y a dejar Trabajar a la Señora Muerte.
Imagino a Jorge Luis Borges entrar a este salón de belleza. Entrar con su madre de la mano para que por favor lo deje morir, que no es que esté moribundo, sino que ya está cansado de la vida. ¿Le dejarían entrar? ¿o se moriría en el momento de ver ese misterioso espejo?
Imagino a Funes el memorioso entrar a este salón de belleza. Mirar cada expresión de agustia, dolor de los moribundos. Cada día con el terrible trabajo de almacenar cada muerte, cada último suspiro y mirar ya no la belleza sino un terror que sólo él sabría.
¿Podría Funes cambiar la historia del salón de belleza? Recordarla tanto, ¿podría almacenar un aleph en su memoria que destruya el poder mágico del terrible espejo desmemoriado del salón de belleza?
Nadie lo sabe.
Bellatín ríe mirándose al espejo en la vida.
Borges llora por ver su reflejo en la muerte.
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