viernes, 28 de abril de 2017

337) Suicidio En Vida, Santiago Quelal Pasquel


   Muchos años me ha rondado en la cabeza suicidarme en vida. No es la muerte real, obviamente es una muerte romántica, que ha rondado en las mentes de muchos artistas y pensadores desde hace mucho tiempo. Quién sabe si desde que somos auto conscientes y nos vemos separados de otras personas, como un ser humano distinto, dispuesto a construirse dentro de una sociedad, una cultura y a raíz de nuestras decisiones en nuestra vida. No morimos al final, dice Mario Mendoza en una entrevista, en Presencia Cultural. Morimos en la vida muchas veces. Morimos en la vida en momentos cruciales... Somos muchos, somos varios... Morir es un tránsito entre uno y otro... Quien no aprende a morir, está condenado a ser él mismo siempre, una y otra vez. Yo creo que a lo largo de cincuenta, sesenta, setenta años, es muy farragoso.
   Nadie enseña a morir en vida, a enfrentarse al suicidio romántico, pero que en esencia es muy práctico. Hay un quiebre en la vida en el que no podemos más. Nos cansamos; ya sea en una relación de pareja, en un grupo de amigos, familia, religión, forma de vida, ciudad. Hay que dejarlo todo, despedirse, y saltar al vacío. Dejar morir a ese yo, a ese ego, o como quiera llamarse.
   El problema según Krishnamurti, en una de sus tantas charlas con el psicólogo científico David Bohm, es la acumulación de imágenes que creamos en nuestro cerebro, el significante, y la imagen acústica lingüística. Es decir que a lo largo de una etapa de la vida almacenamos muchas cosas, como amigos, costumbres, rutinas, incluso una imagen muy férrea, inamovible de nosotros mismos. Hay que tener un tono y un ritmo muy delicado de reflexión para distinguir en el estudio de qué somos realmente, qué es nuestra autentica construcción personal y qué es lo que hay en nosotros que es parte de la Hegemonía del Pensamiento y el Constructo Social Determinado, el Hegemón, lo que nos es impuesto por el constructo estatal, social, cultural y político. Hay que escarbar profundamente para encontrar qué somos realmente y encontrar nuestra autentica construcción, qué queremos dejar que viva en nuestra vida. y qué queremos dejar que muera. La pregunta básica es Te construyes en tu Auténtica Vida, con toda la Valentía, Honor y Dignidad o Eres una Marioneta Ciega Guiada Por El Rebaño, el Miedo Social y la Ignorancia.
   Sí al Suicidio y Reencarnación en Vida. No a la Muerte en la Muerte dentro de la Muerte en la Vida. Sí a la Renovación. No al Sopor y Modorra al Enfrentarse a Uno Mismo.
   Cuando vi morir a mi padre en el 2016, sentado en una cama, agonizando, me di cuenta en la práctica de que no sabemos nada de la muerte física, ni de lo que viene después; pero, cuando sostuve su mano y sentí el último calor de su cuerpo, antes que se enfríe y que cada uno de sus músculos ya no reaccionaran más, muchas imágenes se agolparon con fuerza, violentas algunas, suaves y tiernas otras. A toda velocidad. Como un collage de lo que fue mi vida con mi padre. No lloré. No sentí Nada. Entré al Vacío. Simplemente entendí que las imágenes almacenadas en mi cabeza, de lo que Yo, particularmente, en mi visión, idiosincrasia desfilaban. Y todas se iban al Agujero Negro de Mi Conciencia. A veces para Recordarlas, a veces para Olvidarlas.  Entendí que eso era la muerte de la que sí conocemos, es el vacío, es el olvido, como el título maravilloso de la novela de Héctor Abad Faciolince, El Olvido que seremos.

        Hay que suicidarse en vida.
        Hay que ser un shamán.
        Entrar en otra piel.
        Entrar en la piel del camaleón.
        Del artista de las mil caras
        y un corazón;
       para que cuando llegue el día final de nuestra vida física
       la muerte encuentre muchos personajes
                                                                               y no sabrá quién es el verdadero.

somos mentira
somos ficción.
       
        
     









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